Palomo Arriagada

Cuantas balas han disparado Para que la memoria sea sin retorno Y nuestros pasos desvanecidos Como la espuma del mar a la arena Aquellos granos de cenizas Húmedos por las lágrimas que nos sumergieron En el dolor por el semen infértil Que desembró una flor En el jardín de mi abuelo que siempre esperó   el amanecer Como si el futuro algún día llegase en bata de levantarse   y de verdad . Si la cordillera fuera un espejo En el reflejo geográfico de Chile Nos veríamos ahogados Como ahora lo estamos sin naufragio En este mar de siete galeones Sumergido en este océano de créditos sin memoria Pero el espejismo de la muerte Se paga a cuotas de dormir en paz Aunque seamos hoy una fotocopia En el agua pulcra de la humanidad. Pero hay una memoria en el viento Que vuelve de la mar como ola A mojarnos los pies y empujarnos Para caminar. Como un reloj de arena que cae a grano de voces Y cuando el olvido deje de existir La noche se prenderá y

Mientras que afuera la muerte acribillaba yo descubría la simpleza de libertad en una hoja de roneo el tartamudear lento de una máquina de escribir tenía   mucha más fuerza y vida que el tartamudeo de las ametralladoras y la tortura . A esa edad no sabía que el sonido de las teclas eran ráfagas de pensamientos prohibidos y yo escribiendo los míos sobre una simple hoja de roneo tan simple como era la muerte escrita por el tartamudeo de los gatillos. Mientras que afuera penaba la muerte mi máquina de escribir cantaba un himno a la vida no alcanzaron a quebrarle ni una tecla por todo lo que en letra alta escribía dentro de un trozo de libertad en una simple hoja de roneo.